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Es claro entender que muchos de los casos más impactantes dentro del asesinato de periodistas son aquellos que demarcan la impunidad y el silencio a la libertad de expresión ya sea a nivel nacional o local, lo que en ambos casos se presentan en nuestro territorio nacional. Colombia es una nación muy privilegiada que cuenta con muchas zonas rurales de difícil acceso en cuanto gobernabilidad, la poca inversión e interés por parte de un gobierno centralista ha traído atraso y abandono social; lo anterior anticipa un escenario de conflicto entre aquellos gamonales interasados en gobernar un partecita de ese territorio y aquellos que mediante la adquisición de poder se beneficián de la violencia suscitada en las zonas más apartadas, por ende vulnerables de este “privilegiado” país. Es importente mantener a la población informada y cuando se ha intentado hacer vienen las repercuciones ante aquellos que sin apoyo gubernamental lo intentan hacer, este es el caso del renombrado periodista Jaime Hernando Garzón Forero. En su polifacética labor logró tener credibilidad en sus oyentes que veían en el la transparencia al momento de informar sin tener pretenciones para defender un grupo en particular; aquella independencia llamó la atención de unos grupos al servcio de grandes intereses ocultos que despertando al letargo de muchos ciudadanos, se convirtió en un peligro para los intereses políticos, empresariales y de narcotraficantes, grupos que estaban amparados o mejor, representados por un ejército armado desde el paramilitariosmo. Su asesinato, costumbre en un país sin respeto a la vida y a la libertad de expresión, fue algo fulminante a la libertad de presna que demarco una nueva era de ideología política de orden fascista y criminal que encontró en el apoyo popular una aceptación a las acciones terroristas del Estado hacia la población civil.
Dentro de algunos de los implicados con el maginicidio está el coronel José Miguel Narvaez Martínez que según el condenado Jorge Noguera Cotes exdirectro del DAS, fue designado por el mismo álvaro Uribe Vélez para este importante cargo; ya sabemos en todo lo que terminó esta institución al ser interpolada por la corte suprema como un nido de corrupción y criminalidad que llevó a su desaparición. En la actualidad el caso sigue en investigación y en notoria impunidad ya que detrás de ello hubo unos intereses demarcados por algunos privilegiados que se sintieron amenazados en la construcción de una identidad política en donde pasaban de ser los victimarios a convertirse en los poseedores del discurso ético y moralizante que transformaría la derecha de la polarización en nuestro territorio.
ahogar en papeleo es una estrategía que utilizan los abogados para undir casos de una manera indeterminada, en el caso de nuestro país sería el dilatar los procesos hasta que las investigaciones precluyan, así tendrán todo el tiempo y espacio para deligitimar a los periodistas que como Jaime Garzón sentían que la esperanza de que esto podía mejorar, necesitamos que entre todos los interesados en la labor peridística, podamos contribuir a crear una investigación que construyan el todo de lo inacabado y oculto tras la niebla de la desinformación y el anulamiento social que han determinado llevar a cabo los entes más poderoso que se proclaman como dueños de la verdad al comprar los medios masivos de comunicación, sin embargo, lastimosamente, no se podrá hacer si no creemos en lo fundamental que necesita un país y en lo que creía firmemente Jaime Garzón: la educación de un pueblo silenciado y olvidado.