Respuesta a: Semana 3 – Los periodistas en la mira

[Lina Sofia Duran Mejia]

Investigando amenazas a periodistas en Boyacá me encontré con el caso del periodista Jairo Niño Porras quien en 2022 a través de Caracol Noticias (medio en el que trabajaba) informó que la alcaldía de Sotaquirá habría generado un gran daño ambiental tumbando cientos de frailejones para abrir una carretera. A pesar de que esta información es verificable e incluso corpoboyacá inició investigación por el hecho, el alcalde del municipio a través de wsp se dirigió al periodista en tono intimidatorio, diciéndole que “hacía un periodismo amarillista” entre otros comentarios mal intensionados y calumniosos sobre el periodista.
Si bien esto no es una amenaza de muerte, es un claro ejemplo de la importancia de la libertad de información y de prensa, puesto que si periodistas como Jairo no tuviesen acceso a esta información y la posibilidad de darla a conocer no podrían denunciarse ni se tomarían acciones por parte de la comunidad y las autoridades en casos tan graves como estos, que implican un daño ambiental muy difícil de reparar.
Sé que hay casos mucho más graves de periodistas que han tenido que exiliarse o separarse de su familia cambiando de residencia, renunciando a su trabajo, como bien lo exponen los compañeros, pero en todos los casos creo que un común denominador de cuando se realizan estas amenazas es cuando se toca a una persona, familia u organización; es decir, cuando la investigación e información que los periodistas poseen saca a la luz hechos de corrupción que salpican al poder económico o político.
Es fundamental contar con periodistas que están dispuestos a arriesgar incluso su integridad por dar a conocer información de interés para la comunidad, pues esto es lo que ha permitido dar pequeños o grandes pasos, según el caso, hacia el cambio; es decir, la valentía de estas personas abre caminos hacia una comunidad informada, conciente y con ello la posibilidad de que se logren hacer cambios positivos.