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LOS PERIODISTAS EN LA MIRA
El 14 de enero de 2021 la CIDH, mediante una resolución, otorgó medidas cautelares a favor del periodista colombiano Ricardo Calderón Villegas, e instó a las autoridades colombianas a actuar urgentemente para garantizar su seguridad y su ejercicio periodístico. Esta medida se tomó debido a las amenazas y la vigilancia por parte del ejército colombiano y otros grupos hacia el periodista. Se pudo establecer que, a raíz de una investigación llevada a cabo por Calderón, en mayo de 2020, se iniciaron las amenazas y la vigilancia, ya que dicha investigación estaba relacionada con actividades de inteligencia militar del ejército colombiano hacia varios periodistas. Colombia al ser miembro de la OEA y la CIDH debe adoptar estas recomendaciones y dar informes sobre el caso. Si bien la situación del periodista no debe ocurrir bajo ninguna circunstancia, es positivo que haya entes internacionales preocupados por garantizar la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas. Como sociedad vivimos un flagelo terrible, la intimidación de la prensa, pero también vemos una luz con este tipo de medidas que confirman la importancia de estar educados frente a la libertad de información.
Adicionalmente este tipo de organizaciones y medidas contribuye al desarrollo del ejercicio periodístico, el cual está plagado de riesgos y acciones coercitivas. De este modo, ayudan a los periodistas que exponen sus vidas constantemente. Porque sin esos valientes, y en ocasiones testarudos, periodistas que no ceden a las intimidaciones, viviríamos en un mundo dictatorial donde la información estaría al servicio de quien ejerciera el poder por la fuerza. La libertad de expresión y la libertad de prensa sería una utopía, no podríamos confiar en la información oficial, toda la información difundida tendría un terrible sesgo.
A modo de reflexión, me parece preocupante el caso del periodista Ricardo Calderón, pues es precisamente el ejército el que lo amenazaba y lo intimidaba, cuando debería protegerlo como periodista y como colombiano. Lo anterior es una muestra de las condiciones adversas para la libertad de expresión, de información y de prensa; no hay garantías, y si las autoridades no respetan estos derechos, ¿Quién los hará respetar ante la fuerza? Y adicionalmente, el panorama no es muy alentador, ya que el caso de Ricardo no es un caso aislado. Basta observar las reflexiones de los compañeros para enterarnos que la periodista Claudia Julieta Duque recibió amenazas de muerte, al igual que Gilberto Martínez Prado. Y eso que ellos corrieron mejor suerte que Ifigenia Vásquez quien fue asesinada por cubrir una protesta del pueblo indígena Kokonuko.
Como se puede ver, los periodistas que investigan todas las anomalías sociales, políticas, militares y económicas donde se encuentre implicado un agente poderoso, corren un gran peligro de muerte. Se puede decir que se encuentran abandonados a su suerte. Por eso hoy más que nunca, es imperativo el desarrollo de la educación mediática para que entendamos el valor de los periodistas y la libertad de prensa, y así aportemos para que se respeten estos derechos. Solo mediante la libertad de expresión (la de todos en conjunto) podremos convertirnos en un respaldo para los periodistas que exponen sus vidas por decir la verdad.