Respuesta a: Foro: Infodemia: ¿informados o influenciados?

Vivimos en un mundo donde abunda la información, pues tenemos acceso a sucesos que ocurren incluso al otro extremo del mundo de forma casi inmediata. En medio de esta sobreproducción de información y a la democratización de su acceso, estamos siendo informados constantemente a través de todo tipo de contenido y sobre una multiplicidad de temas que después andamos repitiendo en conversaciones con amigos y conocidos, en donde se hacen evidentes la falta de profundización y comprensión de nuestras opiniones. Podría uno argüir que el problema radica en la cantidad (consultar en varias fuentes) o en la calidad (discernir entre la confiabilidad de las fuentes), pero desde un punto de vista socioeducativo, apuntaría como quid del asunto las habilidades de pensamiento crítico de nosotros los consumidores. La responsabilidad del consumidor, que se identifica como multitud, es clave en el proceso de estar “bien informados”, pues es ese consumidor el que debe saber no sólo escuchar o leer la información, sino entrevistarla, cuestionarla, solicitarle pruebas y comunicarla reconociendo en el enunciado su interpretación subjetiva del asunto. No vale nada seguir las fuentes más confiables pues ¿quién dice que son las más confiables?, o en consultar la mayor cantidad de fuentes para contrastar la información, exponiéndose a una saturación de información (como sucedió en el Paro Nacional de 2021 que reprodujo como emociones públicas la angustia y la rabia. En estas situaciones), si no identificamos quiénes producen esa información, sus intereses y visiones de mundo para entender la forma en que comunican un hecho, o si no formulamos preguntas pertinentes a las publicaciones para buscar esos detalles clave en las diferentes fuentes, y luego hacemos un ejercicio consciente de las emociones que nos genera esa información, de lo que opinamos de ella y lo que podríamos compartir de ella a partir de lo que conocemos, sabemos y hemos vivido.