Estar bien informados es crucial en un mundo inundado de información, donde las noticias falsas pueden distorsionar nuestra percepción de la realidad. Las competencias para discernir entre hechos y ficciones no solo nos protegen de caer en engaños, sino que también fortalecen nuestra capacidad de tomar decisiones fundamentadas y participar activamente en la sociedad. En un contexto donde la desinformación puede tener consecuencias graves, desarrollar un pensamiento crítico y consumir fuentes confiables debe constituirse en prioridad para quienes transitamos en la educación.
