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Juan Alejandro Loaiza, director de la emisora La Despensa de Algeciras, Huila, fue secuestrado el día miércoles 24 de abril del presente año (2024) por disidencias de las FARC-EP. A pesar de las acciones iniciadas tras la activación del mecanismo de búsqueda urgente con el reporte del caso a la Policía Nacional, Fiscalía Nacional de la Nación, Ministerio de Defensa, Ministerio del Interior, Cancillería y Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y el apoyo de sus conocidos y familiares; no se pudo obtener ninguna información de su paradero hasta el día siguiente a las 8:00 a.m., cuando él mismo se comunicó con su escolta de la UNP (Unidad Nacional de Protección), puesto que contaba con un esquema de protección desde el año 2022 debido a múltiples amenazas que se habían acumulado en su contra.

El departamento del Huila, lugar en que nací y resido actualmente, ha sido uno de los puntos geopolíticos claves para el desarrollo del conflicto armado colombiano, al utilizarse como puente de conexión entre la zona centro-sur y el centro-norte del país. El dominio de los grupos armados es notable y sus brazos se extienden hasta los municipios más alejados y a pesar de la firma de los acuerdos de paz en 2016, su permanencia y contacto con la población se mantiene; aquí las emisoras locales juegan un papel importante, pues son las encargadas de difundir los comunicados de interés de estos grupos. Desde el año 2023 los periodistas de la región han sido hostigados, amenazados y declarados como objetivo militar por disidencias de las FARC-EP por las mismas razones mencionadas. En el caso de Loaiza, se asegura que este secuestro fue una consecuencia de su trabajo como periodista, específicamente por negarse a publicar información que era de interés de estos grupos insurgentes.

A raíz de este desfavorable acontecimiento, la FLIP (Fundación para la Libertad de Prensa) solicitó una reunión presencial con las entidades correspondientes para implementar con urgencia las medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a favor de nueve periodistas del departamento del Huila, pues hasta hasta la fecha del secuestro de Loaiza, estas medidas no se habían aplicado a causa de la ineptitud de las autoridades responsables. Otros medios de comunicación han reportado el caso de este periodista, alentando a la protección del ejercicio periodístico y la libertad de expresión.

El secuestrar a un director de una emisora local en un pequeño municipio del país demuestra el control de ideas sobre nuestra realidad, especialmente la cotidiana, aquella que está nutrida por la información recurrente mediante el voz a voz o de forma organizada con el periodismo y los medios de comunicación locales o masivos, pudiendo resultar fácilmente acallada por medios de poder y dominio autoritarios y violentos.

Históricamente la intimidación ha sido la forma más efectiva para silenciar a periodistas y por lo tanto, la libertad de expresión y el derecho a la libertad de información en la sociedad; por ello, con cada voz silenciada e intimidada de un periodista que resguarda su vida (con todo derecho), dejando de informar libremente, el rango de control de los entes manipuladores aumenta, restando proporcionalmente la posibilidad de informarnos acertadamente. Esto, a nivel global, indica un control total sobre las ideas y la realidad vivida, sin cabida a conocer otras alternativas, generando desconfianza en los medios de comunicación, perpetuando acciones ilegales por parte de estos grupos de control, suminéndonos en una sociedad manipulada e ignorante a disposición y acción de unos pocos.