En el Bosque de Veriterra, encontramos un sendero que se divide en varios cruces de caminos, pero en cada ramificación hay unos extraños letreros luminosos. El primero dice: “Si todos los pájaros vuelan, entonces todas las ranas saltan”.
Eso no tiene sentido. Me suena a una trampa.
Es verdad, Tuki. Esto parece una falacia. ¿Pero cuál es?
Hmmm. “Todas y todos”, esto es una generalización.
El letrero, de pronto se ilumina y aparece una flecha que nos señala la ruta que debemos seguir. —Sigamos con precaución. Varios minutos después encontramos el letrero que dice: “Si comer demasiado azúcar es malo, entonces comer demasiadas zanahorias también es malo”. —¡Qué curioso!, se parece al otro enigma.
Pero, Vera, fíjate que aquí hay una comparación.
¡Exacto!, es una falsa equivalencia. No se pueden comparar los efectos de comer azúcar con los de comer zanahorias de la misma manera. De nuevo, el letrero se ilumina y aparece una flecha que nos indica el sendero que debemos seguir. Más adelante el camino se empina y aparece el letrero en un cruce. “Si empiezas a bajar, nunca podrás parar”. —Suena peligroso, le digo a Tuki.
Tampoco tiene sentido. Yo puedo subir y bajar con mi aleteo y siempre puedo cambiar de dirección.
Claro, está es la falacia de la pendiente…
Resbaladiza —completa Tuki—. A veces, la gente argumenta que si permitimos algo, llevará inevitablemente a resultados extremos y negativos.
Otra vez se ilumina la flecha y hallamos la salida del bosque en donde hay un letrero que dice: “Vuelvan pronto. ¿O apenas llegan?”. Pienso que es una broma…
Hola soy Beatriz Valdés de la Fundación para la Libertad de Prensa.
A medida que nos vamos convirtiendo en verificadores de información, hemos aprendido qué es una noticia, cómo se decide su publicación y la importancia de la evidencia. En esta sección, vamos a identificar uno de los principales aliados de la desinformación. Ellas suelen ser sutiles, se valen de formas diferentes, juegan con las emociones y los miedos de las personas, y en lugar de usar la lógica y la evidencia se valen de trampas para argumentar. Se trata de las falacias de la información.
Las falacias disfrazan los mensajes para que parezcan convincentes, pero en realidad están basadas en errores de razonamiento y estrategias ilegítimas. Su objetivo es persuadirnos, pero sin usar la evidencia. De ahí que sea importante aprender a identificarlas.
Veamos algunas de las falacias más comunes que podrían encontrar al evaluar información:
La primera es la falacia Ad hominem, que es básicamente cuando alguien ataca a otra persona en lugar de abordar la validez del argumento. Por ejemplo, cuando un político dice “no puedes confiar en lo que dice fulano de tal, porque es miembro del partido contrario”. Esa es una estrategia engañosa que busca desacreditar a la persona o al partido que representa y no aborda la validez de sus argumentos.
Otra es la falsa equivalencia, que ocurre cuando se comparan dos cosas como si fueran iguales, aunque no lo son. Por ejemplo, en una protesta que termina en una confrontación entre la población civil y la policía, a veces hay quien por ligereza equipara los dos lados, cuando se tratan de responsabilidades y actores distintos. Quien la usa intenta que parezca que no hay diferencia entre los dos lados.
También tenemos la “Pendiente resbaladiza” también conocida como efecto dominó, que es cuando se argumenta que una decisión inevitablemente traerá consecuencias indeseables. Por ejemplo, cuando alguien dice que, si se permite el matrimonio homosexual, la gente se casará con sus mascotas. Este argumento busca crear miedo de un futuro hipotético que no tiene evidencia de su probabilidad.
En el conjunto de falacias también está el falso dilema, que se presenta cuando alguien plantea una disyuntiva con solo dos opciones, negando la existencia de otras posibilidades. La persona que incurre en esta estrategia de argumentación busca que su interlocutor no tenga más opción que apoyarla. Por ejemplo, si alguien dice “o eres parte de la solución, o eres parte del problema”, con ello busca limitar nuestras opciones y obligarnos a elegir solo lo que esa persona considera una solución.
Finalmente, tenemos el hombre de paja, que se comete cuando alguien tergiversa el argumento de su oponente, por la vía de la exageración o la simplificación, para que sea más fácil de atacar. Por ejemplo, si alguien dice: “el partido X quiere abolir la policía y dejarnos indefensos contra el crimen”, cuando en realidad ese partido ha propuesto una reforma policial.
Hay muchas otras falacias que yo espero que puedan investigar por su cuenta. Recuerden que las falacias son trampas en la argumentación, que no contribuyen a una comunidad mejor informada, pero con un poco de práctica podremos reconocerlas y desactivarlas.
Tip 1. Mantente alerta: las falacias son como letreros engañosos en nuestro viaje informativo. A menudo se esconden en argumentos persuasivos que carecen de evidencia sólida. Así que, al igual que en la ruta no podemos distraernos, debemos estar alerta ante argumentos que atacan a las personas en lugar de sus ideas, o que comparan cosas incomparables.
Tip 2. Evita los atajos: los atajos pueden ser la ruta más corta, pero no necesariamente la más segura. De la misma manera, los argumentos que presentan solo dos opciones, cuando en realidad hay más posibilidades son disyuntivas simplificadas que pueden llevarnos por un camino equivocado.
Tip 3. Refuerza tu brújula: en este viaje, una brújula lógica sólida es esencial. Las falacias a menudo intentan tergiversar argumentos o crear miedos infundados. Refuerza tu capacidad para reconocer estas trampas y desactivarlas con argumentos sólidos respaldados por evidencia. Con práctica, seremos mejores navegadores en el mundo de la información.
La guerra de las falacias y los medios de comunicación. (Atienza, Manuel ⎮ YouTube): En esta conferencia magistral, el catedrático Manuel Atienza Rodríguez presenta el funcionamiento de las falacias en la opinión pública, los componentes de la estrategia argumentativa y ofrece y discute un decálogo para la guerra contra las falacias.
Falacias. (UNAM): Esta multimedia explora de manera didáctica qué es una falacia, cuáles son las más conocidas y cómo se pueden clasificar.
Identifica a cuál tipo de falacia corresponden los siguientes textos:
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1) En un debate sobre políticas educativas un participante señala: “No debemos tomar en cuenta las propuestas del oponente, ya que es un profesor sin experiencia real en el mundo laboral. Sus ideas son irreales y no se ajustan a la realidad”. ¿Qué tipo de falacia es esta?
2) En una discusión sobre seguridad alimentaria, alguien argumenta: “Comer una hamburguesa de carne es tan dañino para el medio ambiente como comer una ensalada, porque ambas opciones requieren de agricultura intensiva”. ¿Qué tipo de falacia es esta?
3) Durante un debate sobre legalización de las drogas recreativas, un congresista advierte: “Si permitimos la legalización de la marihuana, entonces vendrá la legalización de todas las drogas. Pronto tendremos heroína y cocaína legalizadas en las tiendas de cada barrio”. ¿Qué tipo de falacia es esta?
4) En una discusión sobre políticas urbanas de seguridad, una concejala afirma: “O instalamos cámaras de vigilancia en cada esquina o nos convertimos en una sociedad sin ley y caótica”. ¿Qué tipo de falacia es esta?
5) Durante un debate sobre el acceso a la educación, alguien distorsiona el argumento del oponente diciendo: “Los defensores de la educación gratuita quieren que todos los estudiantes reciban diplomas sin esfuerzo y sin mérito. Están creando una generación de vagos y dependientes del gobierno”. ¿Qué tipo de falacia es esta?
Al final del bosque, un encuentro iluminador les permitirá a Vera y a Tuki descansar. Así terminará su travesía por Veriterra…